“El niño no juega para aprender, pero aprende cuando juega”
Martha Glanzer
El juego siempre ha formado parte de la vida del ser humano, es una herramienta cultural necesaria de incorporar durante la primera infancia para poder así alcanzar la madurez física y psíquica en la adultez. El juego es el tronco de un árbol fecundo, al cual las nuevas situaciones que ha creado el progreso le han extendido ramas, en las que se pueden cobijar las necesidades cambiantes de una sociedad imprevisible.
Durante la infancia, el niño vive una etapa en la que el juego debe ser su actividad principal. Jugar es aprender, a través del juego el niño comprende el mundo y se comprende a sí mismo. Por eso, es esencial entender la importancia del juego y su inclusión en los marcos escolares para su desarrollo.
El juego en la infancia no es sólo entretenimiento, sino que sobre todo es aprendizaje. Los niños utilizan el juego para construir su propia identidad y subjetividad. A través de él aprenden a relacionarse con los demás y con el mundo que les rodea.
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